Agamia for dummies

Cuanto más menciono la agamia, más me preguntan sobre ella. Y es que esta manera de relacionarse busca terminar con las dinámicas insatisfactorias que se crean en torno al poliamor (sensación de tener que «entregarse sexualmente» para obtener cuidados en un mercado sociosexual brutal, de que no pasa de ser una transacción cutre vestida de glamour y apertura mental) y avanzar en el esbozo de la anarquía relacional (acertada al prescindir de la pareja, pero excesivamente timorata al no atreverse a erradicar la fascinación amorosa, además de que, aunque le resta poder a la pareja, no la pone en tela de juicio). Paradójicamente, a mí me resulta más sencilla la práctica que explicar la teoría; porque al no conformarte con las relaciones tradicionales, naturalmente llegas a ella.

Dentro del seno de agamia, en los fuegos del Monte del Destino, se han redactado ocho propuestas relacionales para resumir sus ideales:

  1.  Lo más crucial: La pareja. Las personas ágamas no establecen parejas. La pareja es una estructura con determinadas expectativas familiares, sociales e incluso legales, un rígido corsé en el que no cabemos.
  2. Amor: El amor existe, por supuesto, pero NO es: Ni un sentimiento, ni bueno. Es una forma de entender las relaciones humanas, un paraguas pasteloso bajo el que se consienten el trabajo doméstico no remunerado, las desigualdades, formas más o menos sutiles de violencia (un enamorado «hace locuras» – locuras que cuestan vidas-) y por supuesto, que nadie del exterior pueda criticar estas dinámicas bajo la sombra de lo privado («los trapos sucios se lavan en casa»). Se rechazan el amor y el enamoramiento (fase de exaltación con cierta base biológica, fomentada y potenciada culturalmente). Bajo ningún concepto el amor se considera atenuante de daño a terceros, es decir: No vale decir «tengo celos porque te quiero»; si tienes celos háztelos mirar y no molestes. Nadie te pidió que te encargaras de su vida sexual.
  3.  Sin amor ni pareja ¿Cómo se establecen los vínculos y cómo se satisfacen las necesidades? El apego sano, el afecto y la admiración son su fundamento.
  4. Sexo: Se designifica el sexo, esto es, vigilamos no intentar «conquistar» mediante el sexo, que no existan segundas intenciones ni siquiera de forma inconsciente, nada de enganchar a nadie ni que quede bajo nuestro dominio. Tampoco que nos dominen.
  5. Orientación/Identidad: Las personas ágamas no tienen género identitario. Se responsabilizan del género por el que son leídas/os/es y se comprometen con la superación de nuestra identidad sexual (no hace falta definirse como bi-homo-hetero… Para no limitar los vínculos en lo que puedan llegar a ser).
  6. Valor sociosexual-Belleza: Las personas ágamas se oponen a las jerarquías sociales de atractivo. Creemos en nuestra capacidad para deconstruir y reconstruir nuestro deseo en función de criterios éticos y políticos, rechazando cualquier discriminación.
  7. Las personas ágamas se relacionan con personas que se adscriben a cualquier modelo relacional, sin olvidar que su apuesta por el amor y el gamos es una amenaza constante para la confiabilidad. Puedes seguir el mandato amoroso… Pero no esperes que una persona ágama se arriesgue, por muy unida que se encuentre a ti.
  8. Discriminación relacional positiva: Consiste en la entrega a las mujeres de cuotas superiores de poder en las relaciones para compensar eficaz y definitivamente su falta de poder estructural.

¿Te has quedado con dudas? ¡Genial! Puedes preguntar en los comentarios. También encontrarás el grupo de agamia en Facebook y mucha más información en este blog .

¡Nos vemos en la próxima publicación!

 

 

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